La Vía Láctea es la gigantesca galaxia en la que habitamos, una banda espiral barrada compuesta por estrellas, planetas y nubes de gas. Desde nuestra cómoda vista en la Tierra, se nos presenta como una manchita lechosa cruzando el cielo nocturno. En esta intro le entra la primera imagen: una panorámica de la galaxia, bien borrosa y bonita—esa “lucecita de leche” que vemos en las noches despejadas.
¿Qué es la Vía Láctea?
Es nuestra galaxia, una espiral barrada de aproximadamente 200 000 años-luz de diámetro, con un centro dominado por un agujero negro supermasivo (Sagitario A*) que mantiene todo en órbita. Se estima que contiene entre 100 000 y 400 000 millones de estrellas. El Sol está ubicado a unos 25 766 años-luz del centro, y tarda 225 millones de años en completar una órbita.
Características generales
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Galaxia espiral plana de unos 200 000 años-luz de largo, aunque solo mil años-luz de grosor. Su disco se deforma conforme se aleja del centro.
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Abarca entre 100 y 400 mil millones de estrellas, algunas de hasta 13 mil millones de años de edad.
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El Sol completó unas 18 vueltas galácticas desde su formación—o sea, la Tierra tiene unos 18 “años galácticos”.
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En el centro, Sagitario A*, con masa equivalente a 4 millones de soles, fue fotografiado directamente en 2022.
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Todas las estrellas visibles a simple vista (a ojo pelado) pertenecen a la Vía Láctea.
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En unos 4 mil millones de años, colisionará con la galaxia de Andrómeda. (Aquí cabría una ilustración mostrando la estructura general de la galaxia y su futuro choque con Andrómeda).
Estructura
Se divide en seis partes principales:
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Núcleo galáctico (Sagitario A* + disco de gas caliente).
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Bulbo central (estrella viejas, cúmulos globulares).
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Disco galáctico (hasta unos 75 mil años-luz, con disco grueso y delgado).
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Brazos espirales (Perseo, Escudo-Centauro, Orión, etc.). Componente esférico (extensión del bulbo con cúmulos globulares y estrellas dispersas).
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Halo galáctico (dominante en materia oscura y rodeando todo).
Formación
Conclusión
La Vía Láctea es ese hogar galáctico alucinante que todos compartimos, con una historia tan vieja como interesante y un porvenir lleno de dramones cósmicos (como chocar con Andrómeda). Su estructura, movimiento y formación nos recuerdan que somos parte de algo gigantesco y que, aunque a veces no la veamos bien —por el polvo espacial u otras nubes—, ahí está, majestuosamente dándonos la bienvenida cada noche.


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